La felicidad se experimenta como peligrosa

La felicidad se experimenta como peligrosa, porque nos convierte en solitarios. Lo mismo se aplica a la solución: se experimenta como peligrosa porque nos convierte en solitarios. Con los problemas y con la desdicha, sin embargo, nos encontramos acompañados.

Los problemas y la desdicha van unidos a una sensación de inocencia y de felicidad. La solución y la felicidad, en cambio, van unidas a una sensación de traición y de culpa. Por eso, la solución únicamente es posible cuando la persona afronta esta culpa. Si bien no se trata de una culpa razonable, se experimenta como tal. Por este motivo, el paso del problema a la solución es tan difícil.